jueves, 6 de marzo de 2014

Sauce. Ana Ajmátova

Sauce
Y yo crecía en adornado silencioEn el fresco cuarto de juegos del joven siglo.Y no me era agradable la voz del hombre,Pero entendía la voz del viento.La ortiga amaba y la bardana,Pero al sauce plateado más que a nada.Y, agradecido, vivió conmigoToda su vida, sus ramas lloronasSalpicando el insomnio con ilusiones.Y es curioso que yo lo sobreviviera.Allá está su tronco, erguido, ajenas vocesDe otros sauces algo dicenDebajo de los nuestros, aquellos cielos.Yo callo… Como si hubiera muerto un hermano. 
(1940)

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